A los católicos divorciados que desean volverse a casar en la Iglesia primero se les debe otorgar una anulación. Al otorgar una anulación, un tribunal de la Iglesia (la corte de la Iglesia Católica) declara que un matrimonio que se considera válido según la ley de la Iglesia en realidad no cumplió con al menos uno de los elementos esenciales necesarios para una unión vinculante.
Los elementos esenciales son:
- Los cónyuges son libres de casarse.
- Son capaces de dar su consentimiento para casarse.
- Intercambian libremente su consentimiento.
- Al consentir en casarse, tienen la intención de casarse de por vida, ser fieles el uno al otro y estar abiertos tener hijos.
- Desean el bien del uno al otro.
- Su consentimiento se da en presencia de dos testigos y ante un ministro de la Iglesia adecuadamente autorizado.