Papa Francisco Asigna a los Padres Michael Pham y Felipe Pulido como Obispos Auxiliares de la Diócesis Católica Romana de San Diego

(SAN DIEGO) – La Santa Sede anunció hoy que el padre Michael Pham, de 56 años, Vicario General de la Diócesis de San Diego y párroco de la Parroquia El Buen Pastor en Mira Mesa y el padre Felipe Pulido, de 53, párroco de la Parroquia de San José en Yakima, Washington, han sido nombrados obispos auxiliares de la Diócesis de San Diego. El anuncio se hizo a través de un comunicado publicado por la Oficina de Prensa del Vaticano al mediodía hora de Roma (3 a.m. hora del pacífico).

Los sacerdotes serán consagrados a obispos en una Misa el 28 de septiembre. Aún no se determina la ubicación. Se unirán al obispo auxiliar Ramón Bejarano para servir al lado del cardenal Robert W. McElroy y apoyar a la diversa comunidad Católica de los condados de San Diego e Imperial.

“No podría estar más contento ni más agradecido de que Su Santidad haya creído conveniente bendecir a nuestra diócesis con estos dos fieles y comprometidos servidores del Señor”, dijo el cardenal McElroy.

El obispo electo Pham salió de Vietnam como refugiado en 1980, tenía tan solo 13 años, venía acompañado de su hermana mayor y un hermano menor. Primero llegaron a un campo de refugiados en Malasia; un año después fueron patrocinados por una familia estadounidense y se mudaron a Blue Earth, Minnesota.  Pocos meses más tarde otra hermana se vino a vivir con ellos y en 1983 el resto de la familia -cuatro hermanos más y sus padres- llegó a Minnesota. Su familia se mudó a San Diego en 1985.

Terminó la preparatoria en San Diego High School e ingresó a la Universidad Estatal de San Diego (SDSU) a estudiar ingeniería antes de convencer a su familia de que el llamado que sentía para ingresar al sacerdocio era demasiado fuerte como para ignorarlo, así que se transfirió al Seminario de San Francisco en la Universidad de San Diego (USD). Completó su preparación de seminarista en el Seminario de San patricio en Menlo Park y fue ordenado al sacerdocio en la Diócesis de San Diego en 1999.

El obispo electo Pulido, por su parte, nació y creció en un pequeño pueblo al oeste de la Ciudad de México, asistió al seminario menor en Uruapan, Michoacán. Ahí inició la secundaria y comenzó la preparatoria, pero en 1988 él y su familia dejaron México para instalarse en Yakima Valley donde terminó la preparatoria. Como adolescente el padre Pulido trabajó en el campo, cosechando fruta y verdura. Posteriormente, trabajó como asistente de enseñanza en el programa Epic Migrant Head Start en Yakima.

Mientras contemplaba su llamado al sacerdocio, el padre Pulido también ayudaba a brindar atención y apoyo a un sacerdote anciano, lo que lo inspiró a ingresar al Seminario Mount Angel en Oregón, y luego a asistir al Colegio Pontificio Norteamericano en Roma y continuar sus estudios con cursos adicionales en el Instituto Juan Pablo II de Roma. Fue ordenado al sacerdocio por la diócesis de Yakima en 2002. Actualmente, es Vicario del Clero en esa diócesis y párroco de la Iglesia St. Joseph en Kennewick.

“Conozco al padre Michael desde que llegué a San Diego hace ocho años”, dijo el cardenal McElroy. “Sus esfuerzos en El Buen Pastor han hecho que una buena parroquia se convierta en maravillosa, y su incansable apostolado subrayando la diversidad cultural de nuestra diócesis y nuestra Iglesia es poderoso y conmovedor”.

El obispo electo Pham fortaleció las comunidades culturales de la diócesis, las cuales tienen sus raíces desde África hasta Vietnam – y las compartió con una comunidad más amplia. Se desempeñó como Vicario Episcopal de la Oficina de Comunidades Étnicas e Interculturales. Hace seis años, organizó la primera Misa de Pentecostés para Todos los Pueblos, que ha llegado a atraer a más de 2 mil fieles anualmente.

“El padre Felipe es nuevo en el área de San Diego, pero he llegado a conocerlo como un hombre de profunda fe cuyo ministerio ha sido una inspiración para la gente de la diócesis de Yakima”, agregó el cardenal McElroy. “Más de la mitad de los feligreses de nuestra diócesis son latinos y tener dos hombres tan talentosos como el obispo Bejarano y el padre Felipe solo puede mejorar nuestra capacidad de ministrar a todos los Católicos en los condados de San Diego e Imperial”.

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