Datos y cifras sobre la pena de muerte
Estados: En septiembre de 2023, un total de 23 estados han abolido la pena de muerte y otros tres se encuentran bajo moratorias declaradas por el gobernador. Más de dos tercios de los estados de Estados Unidos -37 de 50- han ilegalizado la pena capital o no han llevado a cabo ninguna ejecución en al menos 10 años.
California: La pena de muerte sigue siendo una forma legal de castigo en este estado. Sin embargo, desde marzo de 2019 hay una moratoria sobre las ejecuciones. La última ejecución en California tuvo lugar en 2006. A 2 de enero de 2024, había actualmente 650 reclusos en el corredor de la muerte.
Federal: El Departamento de Justicia del presidente Biden declaró una moratoria oficial de las ejecuciones federales en julio de 2021.


A nivel nacional, la Oficina para la Vida, la Paz y la Justicia colabora estrechamente con la Catholic Mobilizing Network, organización católica alineada con la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos para abogar y educar contra la pena de muerte en el país.
En California, la oficina trabaja con California People of Faith para poner fin a la pena de muerte en California. A nivel local, San Diegans Against the Death Penalty colabora estrechamente con la oficina para promover la concienciación sobre la pena capital y las ejecuciones autorizadas por el Estado.
Enseñanza social católica
Arraigada tanto en las Escrituras como en la rica tradición de nuestra fe, la doctrina social católica es una guía para vivir como un pueblo de justicia y misericordia.
La pena de muerte viola varios de los temas centrales de la doctrina social católica, siendo el primero y más importante la creencia en la dignidad inherente a la persona humana. Es este principio fundamental de nuestra fe el que informa la enseñanza de la Iglesia sobre la pena de muerte. El Catecismo de la Iglesia Católica hace referencia a esta flagrante violación en su sección sobre la pena capital:
"El recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, tras un juicio justo, se consideró durante mucho tiempo una respuesta adecuada a la gravedad de ciertos delitos y un medio aceptable, aunque extremo, de salvaguardar el bien común.
"Hoy, sin embargo, existe una conciencia cada vez mayor de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera tras la comisión de delitos muy graves. Además, ha surgido una nueva comprensión de la importancia de las sanciones penales impuestas por el Estado. Por último, se han desarrollado sistemas de detención más eficaces, que aseguran la debida protección de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no privan definitivamente a los culpables de la posibilidad de redención.
"En consecuencia, la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que la pena de muerte es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona, y trabaja con determinación por su abolición en todo el mundo."
